“Ser
diferente es mejor”
Siempre eh escuchado historias sobre que ser diferente
te hace invisible, que tan solo por una insignificante diferencia no eres
importante, pero… yo no creo eso, siempre pensaba que por ser diferente eras
muy especial, pero me di cuenta que las personas no lo tomaban así, esas
personas lo tomaban como algo raro, pero para mí era especial, ver que esa
“cosa rara” como le decía a las personas distintas, se destrozaban por dentro y
los demás no les importaba, era una tortura, yo les puedo dar un ejemplo, les
contaré tres historias sobre tres personas muy especiales, Alicia, Rosa y
Víctor tres personas muy importantes, comenzamos con Alicia… mejor se los
explico diferente.
“Alicia, la sonadora”
Alicia de 10 anos era una niña con cáncer, ella soñaba
con ser la mejor bailarina del mundo, bueno… de su país, pero bueno nos estamos
adelantando a los hechos, Alicia fue diagnosticada con cáncer en los riñones a
los 5 anos, desde entonces vive en un hospital internada con su mama acompañándola
siempre, ahí ella hace varios tratamientos que la mantienen en pie día a día,
pero a pesar de estar viva Alicia no era feliz, ella siempre tuvo su sueño, que
nunca lo podría cumplir, eso era lo que pensaba ella. Después de estar
internada durante cinco años Alicia estaba lista para volver a la escuela, a su
hogar con su familia, pero Alicia no
estaba entusiasmada porque ella sabía que nunca iba a ser feliz.
Un domingo por la mañana Alicia despierta de su cama,
se para de ella y con su cara de aturdida, camina hacia la ventana, observa y
estaba su madre esperándola con los brazos abiertos, pero Alicia seguía igual
que siempre, después de mirar suspira y solo piensa “no valgo la pena”
Después de desapreciarse así misma durante unos
minutos, aparece su doctora deciándole “Buenos días” que para ella no eran nada
buenos. Después de esas gloriosas palabras, solo miro a su doctora y suspiro;
la doctora decepcionada, con sarcasmo dice: ¿Estas
lista?, y como siempre con su cara de arrogancia respondió: Eso creo…, entonces
la doctora terminando de armar la maleta le pregunta:
-¿Porque
siempre te pones tan arrogante y triste?
Alicia: ¿No se
nota? Me estoy muriendo
-Claro que no, estas viva y volverás a tu hogar y a la
escuela ¿No te
emociona?
Alicia: Claro que no ¿Quien quiere estar ocho largos años
de su vida en un lugar encerrado con puros preadolescentes pervertidos?
-Tú
Alicia: ¿Yo? No
estás confundida
-Ah, entonces estoy confundida, y ¿Porque no me explicas que hace una
señora parada en frente de mi hospital esperando… nada?
Alicia: No sé ¿Me lo
explicas tú?
Entonces después de esa conversación no tan agradable
terminan la maleta y se dirigen a el estacionamiento donde las espera su madre
ansiosa de verla, su madre desesperada corre y le da un fuerte abrazo y le dice
“No sabes cuánto te quiero” Alicia tratando de ocultar una sonrisa le dice a su
madre “Oye se hace tarde’’ y en medio de ese alboroto Mary su madre la suelta y
va con la doctora le agradece, la abraza y se despide.
Entonces con un mini chao se despide Alicia de la
doctora, se monta en el auto, Mary también y se van. En el auto de camino todo
iba muy callado, incluso casi incomodo, Mary para iniciar conversación le
pregunta:
-Y… ¿Como la
pasaste?
Alicia: Bien…eso creo
-¿Porque
siempre tan callada?
Alicia: Y… ¿Que
quieres que te diga?
-No sé…
¿cómo te fue?…si ¿hiciste amigos?
Alicia:
Ja…eso quisieras tú
-Oye…Alicia,
tu sabes que te quiero y…que…
(Interrumpe
Alicia)
Alicia:
Y… quieres que me comporte, ya lo sé
-Gracias
hija
Entonces
Alicia y Mary llegan a su casa, Alicia antes de bajarse del auto, se asoma por
la ventana y con una mirada recuerda todos esos momentos felices y trágicos que
vivió allí. Su madre entonces la interrumpe y le abre la puerta del
Auto,
Alicia se baja con cuidado y se dirige a la puerta, su madre con las maletas en
las manos, corre hacia ella y le abre la puerta, al entrar a la casa lo primero
que se ve es un gran cartel que dice ‘’BIENVENIDA A CASA ALICIA” acompañado con
mucha comida mexicana ¡Su favorita! Acompañado de todo ese festín, se
encontraban sus tíos, abuelos y primos esperando la gran llegada.
Autora:
María José Boscan Parra
“Todos
los derechos rervados”